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jueves, 23 de septiembre de 2010

Tiempos Posmodernos

Lic. Gustavo Pérez
(gujoperez@gmail.com)

“¿Será cómo yo lo imagino o será un mundo felíz?”[i]

Quiero compartir con Ustedes algunas reflexiones que me surgieron a partir de releer la cita que les ofrezco y que le pertenece a Erich Fromm:
“¿Qué tipo de hombre, pues, requiere nuestra sociedad para poder funcionar bien, sin roces? Necesita hombres con los que se pueda cooperar fácilmente en grupos grandes, que quieran consumir cada vez más y que tengan gustos normalizados, fáciles de prever e influir. Necesita hombres que se crean libres e independientes, no sometidos a ninguna autoridad, ni principio, ni moral pero que estén dispuestos a recibir órdenes, que hagan lo que se espera de ellos y que encajen sin estridencias en la maquinaria social: hombres gobernables sin el empleo de la fuerza, obedientes sin jefes y empujados sin más meta que la de seguir en marcha, funcionar, continuar...”[ii]
“En esta nueva sociedad de la segunda revolución industrial, el individuo desaparece. Queda completamente enajenado. Esta programado por los principios de la máxima producción, el máximo consumo y el mínimo roce. Y trata de aliviar su aburrimiento con toda clase de consumo, comprendido el consumo de sexualidad y estupefacientes. Y de esto se servirá la tentativa de dar un buen funcionamiento al hombre como parte de la mega máquina, junto con la posibilidad de utilizar la neurología y la fisiología para hacerle cambiar de sentimientos, además de manipular un pensamiento mediante las técnicas de sugestión”[iii]
Aquellos que nos dedicamos a la clínica con pacientes no nos resultan desconocidas estas consecuencias, individuos con fallas en la construcción de la subjetividad, masificados, disconformes, con disfuncionalidades en la timia, irritables, sometidos a una rutina sin sentido que se trata de compensar con un tener (poseer) objetos que den sentido al ser y cuyas consecuencias resultan devastadoras en el colectivo social.[iv]
Alegoría anticipatoria y trágica despiadadamente expuesta en Tiempos Modernos por Charles Chaplin (1936) y por Aldous Huxley en Un mundo feliz (1932). El hombre, enajenado y alienado inmerso en una angustia existencial insoportable: el sin sentido.
El trabajo psicoterápico será entonces el de ayudar a encontrar el sentido a esa existencia del sufriente, a proponer poner palabras allí donde el síntoma se instaura: egodistónico, estancado, repetitivo, molesto, angustiante...
Nuestro desafío es el de ayudar a la subjetivación, a la des-masificación, a la instauración de un individuo sujeto a su deseo, a la propulsión de una forma de vida auténtica comprometida con la propia existencia.
O como fue dicho en otros tiempos: a la subversión de los valores imperantes.
    


[i] Mientras miro las nuevas olas, Seru Giran, Bicicleta, 1980
[ii] FROMM, Erich: “Problemas psicológicos del hombre en la sociedad moderna”, -conferencia de 1964- en El humanismo como utopía posible, Paidós, 1998.
[iii] FROMM, Erich, ídem anterior, “La búsqueda de la alternativa humanista”
[iv] Recomiendo, en este sentido, la lectura del trabajo de la Dra. Amelia Imbriano “El mundo inmundo de desechos”, www.kennedy.edu.ar/Deptos/Psicoanalisis

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