El trastorno de aprendizaje
no existe
Lic.
Stella Maris Rodríguez
Al leer el título de las jornadas inmediatamente
evocó en las frases del maestro Jacques Lacan "La mujer no existe", "No hay relación
sexual", como así también, el título del libro de una seguidora de su pensamiento quien hace
un aporte muy interesante educación, Anny Cordié: Los retrasados existen. En este sentido me atreví a decir que "No existen los trastornos de aprendizajes",
lo que sí nos encontramos en aquellos trabajadores de la tiza es que se
encuentran con diferentes problemas, difíciles, con el aprender que corresponden
a diversas causas, ya sean sociales, psicológicas, políticas, pero que de ninguna manera
pueden quedar reducidas a sigla, a un conjunto numérico que arroja al sujeto a
la anomia.
Dirá un analista que trabaja en escuelas no es lo mismo hablar de trastorno que de problemas
o dificultades. El trastorno está asociado a un déficit, tipificación del sujeto,
que queda reducido a "eso", borrando de un plumazo su malestar
subjetivo, y lo clasifica con un código mediante el pathos del sujeto: ¿cómo
mutar el Trastorno a una situación subjetiva, para borrar
que el sujeto sea el trastorno? y ¿cómo transmitir esto a los sujetos docentes que
están en permanente interacción con niños y adolescentes?
De mi experiencia en la escuela especial
de retardo Mental y TES (Trastorno Emocional Severo) —como verán es un significante que insiste y está instalado en nuestra
cultura—, en el recorrido de las diferentes escuelas comunes y privadas de los
distintos niveles, cada día me encuentro con una demanda
mayor de proyectos de integran por dificultades en el aprendizaje y/o temáticas
de conducta. La escuela a la que pertenezco es pionera en Integración, hace más de 25 años que intenta brindar a los
alumnos oportunidades para poder transitar su escolaridad de la mejor manera posible,
a través de la implementación de trayectorias escolares integrales que garanticen
el Derecho a la Educación. En los últimos años ha habido una reforma importante,
con respecto a la mirada de la Educación y específicamente a la Discapacidad.
Existe un pasaje de un paradigma que centraba las dificultades de los alumnos solamente en lo individual, según el Modelo
Médico (donde la discapacidad es un problema de la persona producto de la enfermedad),
al modelo social, donde se nene en cuenta el contexto, evaluando las necesidades
y potencialidades del sujeto. Modelo Social que está sostenido por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y por principios de Derechos Humanos. La Discapacidad
no es un atributo de la persona sino un conjunto de condiciones en permanente
interrelación entre el sujeto y su medio. Sin embargo, todavía puede observarse
la vigencia del antiguo paradigma en los dichos de los docentes: "Este
chico es muy bajito... qué le vas a enseñar", "¿Qué van hacer con
fulanito? No es para acá", "La mamá es egresada de la quinientos, no
podes esperar mucho de...", "Este chico no es para acá, tiene que
estar en el lugar para él, algún instituto", "No te esfuerces demasiado,
total va a terminar siendo cajero en un supermercado", "Son pobres,
no tienen nada... pobrecitos", "¡Chicas! ésta es una escuela
especial, acá los chicos no son inteligentes, nacieron así", "¿Estos
chicos TES van después a algún centro, porque acá para qué tenerlos, de qué le
sirve?", "¿Qué hacemos con esta nena el año que viene? Ella es muy
dependiente y necesita una atención personalizada, que acá no se la estamos
brindando".
Éstas son algunas representaciones de los docentes de hoy, que dan
cuenta del racismo biológico, tal como lo nombra Pierre Bourdieu, aquel
discurso que plantea que los mejores son los que triunfan y los inferiores
fracasan, ¡cualquier similitud con Darwin es pura coincidencia! Lamentablemente
existe una tendencia muy fuerte a nombrar a nuestros niños y adolescentes con
siglas que toman el lugar del nombre propio. El concepto de "trastorno"
es solidario de estos dichos, donde el sujeto humano es arrojado al lugar del
"trastornado". Me parece crucial para entender los problemas de
aprendizajes, la lectura que se hace de ellos, el cristal con que se los mira,
con su consecuente accionar que será determinante para el futuro escolar de ese
alumno. El trastorno de aprendizaje existe para aquel docente que no puede ir
más allá de ese rótulo, que en tanto tal, mata la posibilidad de hacer una
apuesta subjetiva que permita rescatar al sujeto de la posición de objeto. Las
clasificaciones muchas veces calman la angustia de los adultos, produciendo
sólo un efecto placebo. El sujeto y su causa están por otro lado. Es por esto
que me interesa que podamos trabajar hoy la cuestión del posicionamiento
docente, crucial para encarar nuestras prácticas educativas desde una mirada
humanizante. Para lo cual, voy a valerme de un corto de Eduardo Verástegui
titulado: El circo de las
mariposas.
[Proyección del corto]
Me gusta pensar el enseñar como la posibilidad de "donar" algo,
nuestra falta, un vacío. El corto ejemplifica brillantemente cuando alguien
puede "donar su falta". Méndez es quien, a partir de su apuesta en
Well, de suponerlo sujeto, desarrolla una destreza en esa zona de desarrollo
próximo que podemos apreciar en la escena del río.
La escuela es una institución político-social, donde los niños se
apropian de la cultura. La escuela tiene una función educativa pero también
una función social y política que no podemos olvidar. Es importante recuperar
la función educativa de la escuela. La construcción de los conocimientos tiene
que poder efectuarse en un vínculo con el docente, con otro capaz de motorizar
las ganas por el aprender (transferencia). Es en esa construcción donde además
de conocimientos se produce la transmisión de afectos, ideologías, paradigmas,
volver a investir libidinalmente nuestra tarea como docentes, da la chance de
propiciar cambios en nuestra práctica diaria. Cabe recordar, que la
"tarea" organiza y permite la sublimación de las pulsiones agresivas.
Cuando no hay tarea ni líder aparece "lo peor" del ser humano, tal
como lo expresó Sigmund Freud. Me parece que es importante recordar que la
escuela surge como un mecanismo de control social, para colonizar y evangelizar,
esto está en sus orígenes y la atraviesa, produciendo efectos en la
cotidianidad de nuestras prácticas educativas. Tal como la llama Julia Várela
y Uría: "la maquinaria escolar", que a partir de una serie de
dispositivos producirán educandos. Cabe una reflexión crítica sobre estas
cuestiones cruciales a la hora de pensar en qué escuela estamos trabajando y
qué concepción pedagógica tenemos.
Podemos realizar un paralelo entre los dos circos que observamos en el
corto y la escuela. En un circo se hace de la desventaja un "objeto de
mostración", en el otro circo se hace de la falta una destreza. Como
educadores podemos servirnos del ejemplo para poder, siempre, apostar al sujeto
y ayudarlo a construir un andamiaje provisorio para la elaboración de sus
faltas. No es lo mismo mirar a nuestros alumnos como "objetos de
cuidado", que como "sujetos de derecho". Todos estamos
atravesados por la falta, dependerá de cada cual lo que hará con la asunción o
no de la misma. El sujeto humano se constituye en función de otro que le dona
una demanda, significaciones, lo peor que le puede pasar al sujeto humano es
que no le falte nada.
En los espacios escolares se construye subjetividad. La figura del
docente es crucial, no es lo mismo un docente que se presenta como Otro
barrado, capaz de donar su falta, generándoles a sus alumnos "deseos de
aprender", que aquel que se presenta como Otro Absoluto. No produce el
mismo efecto quien responde a la demanda del Otro unívocamente que
equívocamente. La equivocidad del significante, el campo metafórico, metonímico,
simbólico, inaugura otros mundos posibles.
El deseo es el deseo del Otro, entonces para poder generar deseo de
aprender es necesario que para el docente le resulte interesante enseñar. Si
esto es así, seguramente que se producirán aprendizajes significativos, donde
los alumnos podrán apropiarse del curriculum, previa inscripción del alumno en
la escuela.
Y a propósito de inscripciones, quisiera comentar una situación
escolar con un niño en la escuela especial. Un niño de 9 años de edad necesitaba
con frecuencia armar toda una secuencia de entradas y salidas del aula antes de
permanecer en la misma; también ocurría esto los días lunes, que no quería
entrar a la escuela. En esas situaciones, el equipo técnico interviene de
diferentes maneras: invitarlo a hablar sobre lo que le pasa, acompañándolo en
silencio porque no quería hablar, realizando alguna actividad
lúdico-pedagógica, acompañándolo a desayunar, etc. Estas intervenciones
operaban casi mágicamente en el restablecimiento de la escena escolar, la magia
del significante podía ofrecerle al niño otro lugar que lo convocara como
sujeto, rescatándolo de la posición de objeto rechazado. Un día nos damos
cuenta que en la puerta de su aula "faltaba su Nombre". Comenzó todo
un trabajo sobre el nombre que trajo aparejada toda una serie de cuestiones
que en este momento no voy a desarrollar, pero sí que a partir de poner en
palabras toda esta situación, se produce un cambio no solamente en el niño,
sino también en la posición subjetiva de la maestra.
El ABC del buen maestro de hoy
•
Un sujeto capaz de articular: deseo, saber y pasión. Deseos de
enseñar. Pasión por lo que hace (una de las pasiones humanas del ser es el
Amor). Manejar hábilmente los contenidos académicos de su materia. Destrezas
en el manejo del diseño curricular.
•
Un profesional crítico: de su propia práctica, de los documentos
curriculares y de su saber específico.
•
Un profesional creativo: generar situaciones donde pueda
inventar/inventarse y contagiar a sus alumnos la chispa y el calorcito del
"deseo de aprender". Ser lo suficientemente hábil para intervenir
creativamente en la implementación de estrategias significativas y pertinentes,
en función de la realidad socio-histórica del alumno.
•
Un profesional que mire a su alumno como un sujeto de derecho. El
sujeto que aprende es un sujeto de derecho. No puede desconocer el Derecho a la
Educación de las personas con discapacidad. El docente debería poder detenerse
a pensar cómo se instala el sujeto en el centro de la escena escolar, habilitar
su palabra para poder escuchar sus necesidades, motivaciones e intereses, que
le permitan armar una trayectoria escolar integral (entendiéndose por
trayectoria escolar a los diferentes modos, formas, estilos de atravesar la
experiencia educativa).
•
Un profesional conocedor del marco teórico, al que adhiere y por el
cual guía su práctica. Resulta crucial que el docente pueda contar, con los
contenidos académicos en el momento que se le solicite, con plasticidad,
destreza y fluidez.
•
Un profesional capaz de revisar su práctica a la luz de una reflexión
crítica, que le permita reconocer sus errores, conjugando teoría y práctica al
servicio de propuestas de enseñanza superadoras. Es importante que pueda
reflexionar sobre las diferentes formas de acceder a la Cultura y la diversidad
de Culturas, ya que suponer la propia Cultura como única genera arbitrariedad
cultural y por lo tanto, violencia simbólica (Pierre Bordeau).
•
Un profesional que tenga una capacitación continua y permanente, para
el enriquecimiento de su tarea diaria. En los tiempos que corren resulta
crucial la capacitación y actualización, debido al crecimiento vertiginoso de
la ciencia y la tecnología. El docente no puede quedar al margen de la realidad
social y cultural en la que está inmerso. Es el Estado el que debería
garantizar condiciones dignas para una capacitación permanente y de calidad.
•
Un profesional que pueda ser capaz de aplicar la didáctica
contextualizada, considerando el saber social, político, cultural, pedagógico,
histórico y psicológico.
•
Un profesional que pueda participar y respetar los acuerdos
institucionales con responsabilidad y compromiso ético (cada cual puede pensar
diferente, pero debemos contar con una universalidad de las definiciones, para
que todos entendamos lo mismo cuando hablamos de aprendizaje, conocimiento,
escuela, sujeto pedagógico, etc.).
•
Un agente activo, que crea las condiciones necesarias para generar
aprendizajes significativos. Aprender es apropiarse de algo que tiene que ver
con el afuera. Es el maestro el que genera estrategias de apropiación de los
objetos culturales. Somos los docentes los encargados de transmitir la
Cultura. La escuela es la encargada de dicha transmisión.
A modo de conclusión
Retomando la pregunta inicial acerca de la existencia del trastorno de
aprendizaje, les propongo volver a re-pensar qué se entiende por trastorno,
para que podamos ponernos a debatir en las escuelas sobre el mismo, en el
marco de la Escuela Inclusiva. Mantengamos viva la pregunta.
Para finalizar, se me ocurre pensar al buen maestro como al alfarero,
tal como lo describe Eduardo Galeano en Amares:
"A orillas de otro mar, otro alfarero se retira en sus años
tardíos, se le nublan los ojos, las manos le tiemblan, ha llegado la hora del
adiós: el alfarero viejo ofrece al alfarero joven su pieza mejor. Así manda la
tradición entre los indios del noroeste de América: el artista que se va
entrega su obra maestra al artista que se inicia".
"Y el alfarero joven no guarda esa 'vasija perfecta' para contemplarla
y admirarla, sino que la estrella contra el suelo en mil pedacitos, recoge los
pedacitos y los incorpora a su arcilla".
Los invito hacer de "los pedacitos" —que hoy se lleven a lo
largo del transcurso de estas jornadas—, "su propia arcilla".
bibliografia
Bourdieu, Pierre
(1979): La reproducción.
Clear. El oficio de enseñar.
Cordié, Anny (2003): Los retrasados no
existen, Nueva Visión.
Dirección Nacional de Cultura y
Educación: Marco General de la Política Curricular, Buenos Aires.
Galeano, Eduardo (2008): Amares, Buenos Aires, Alianza
Editorial.
Kaplan, Carina (2011): Desigualdad, fracaso,
exclusión: ¿cuestiones de genes o de oportunidades?, (Cap. 6), Buenos
Aires.
Morín, Edgar: Los siete saberes
necesarios a la educación delfuturo.
Pérez de Lara, Nuria
(2009): La capacidad de ser sujeto, Buenos Aires, Editorial
Laertes.
Verástegui, Eduardo
(2009): El circo de las mriposas
(corto)
Publicado en revista ENCUENTROS, publicación del Colegio de Psicólogos
de la Provincia de Buenos Aires - Distrito XV. Noviembre de 2012
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