A veces siento que soy otro juguete rabioso,
de los tantos cientos que deambulan por ahí,
buscando, incansablemente buscando
la forma más propicia de subsistir sin adaptarse.
Otras tantas siento que el camino es posible,
creyendo ciegamente que sólo basta con
proponérselo
pero la letal puñalada llega certeramente
De vez en cuando cierro los ojos y aspiro
llenando mis pupilas de proyectos alternativos,
hurgando en el espíritu fórmulas viables
y continúo tratando de zafar de las transas.
En algunas ocasiones me refugio en la soledad
movido por los latidos del individualismo,
pero siempre recurro a los sentimientos
exitosa salida en el compartir de a dos.
Escapo de las falacias que nos dejan las percepciones
soy sordo a los elogios adúlteros,
mudo ante los consejos sabiondos
y ciego a la esplendorosidad de los espejos.
Degusto profundamente el pasar de los minutos,
y, aunque permito que la melancolía me acaricie,
persisto en el afán de la salida diferente
harto de preguntarme por los teoremas irresueltos.
Es, entonces, sólo cuestión de mirada
y así redescubro lo que tantas veces,
cuando me encuentro enamorado por el idealismo
creyendo que algún cambio es posible.
Incubito
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