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martes, 26 de julio de 2011

El Centro de Día como alternativa terapéutica

Lic. Gustavo J. Pérez

El tratamiento de las discapacidades requiere de un análisis pormenorizado de las diferentes variables que intervienen en el proceso de asistir a las personas que lo requieren.
Si nos valemos del diccionario vemos que se entiende por discapacidad a la “falta o disminución de alguna facultad física o mental que imposibilita o dificulta el desarrollo normal de la actividad de una persona” cuyo sinónimo es la minusvalía[1].
Es mi esperanza que el presente artículo posibilite desmitificar los criterios de minusvalía  instituidos socialmente acerca de las personas que padecen alguna discapacidad lo que resulta en una revisión necesaria a la luz de los actuales paradigmas aplicados al tema.
Abordaremos también las posibilidades de abordaje y funcionamiento institucional para la mejor atención de las personas discapacitadas.

I. Poniéndonos en tema
  
Tomando en cuenta la clasificación tradicional, se distinguen cuatro categorías de discapacidades: las motoras, las viscerales, las sensoriales y las mentales por lo cual las estrategias a aplicar –si bien con especificidad diferencial en su tratamiento- se englobarían como físicas a las que incluyen a las discapacidades motoras, sensoriales y viscerales por una parte, y a las mentales, por otra.
Deben tenerse en cuenta, además, las discapacidades mixtas que combinan más de una categoría.
De acuerdo a ellas deberemos considerar el lugar que le otorgamos al diagnóstico que trae consigo una persona con discapacidad que debería orientarnos acerca de lo que padece más que las capacidades con las que cuenta.
Es entonces que considero pertinente tomar los diagnósticos como una orientación y no como una tajante definición de lo que le ocurre a la persona. [i]
Históricamente los diagnósticos ocupaban un lugar central en el tratamiento de las discapacidades lo que implicaba la necesidad de saber acerca de las falencias, deficiencias y/o disfuncionalidades que presentaba el paciente para, desde allí, planificar algún tratamiento posible pero acentuando desde el lugar de las carencias que presentaba.
El paradigma actual es considerar los diagnósticos como parte de un proceso general, esto es, como un elemento entre varios a tomar en cuenta para arribar a una estrategia particular de tratamiento para cada sujeto en particular.
Es decir, el criterio de aplicación actual desestima pensar al paciente en términos de sus carencias o falencias sino como un desafío acerca de las estrategias a planificar para insertarlo en el universo del aprendizaje y de su desarrollo adaptativo.

II. El Centro de Día con criterio comunitario

En general el modelo de prestación más implementado es el del Centro de Día con la modalidad de jornada simple o doble mayoritariamente a cargo de organizaciones no gubernamentales (ONGs).
En él los residentes participan en talleres de distinto tipo y características: musicoterapia, jardinería, actividades de la vida diaria (AVD), lectura e interpretación de noticias, radio, teatro, tejido, educación física, entre otros en donde los residentes son agrupados de acuerdo a sus capacidades de aprendizaje a cargo de Terapistas Ocupaciones y profesionales de distintas disciplinas.
Cada actividad es planificada y evaluada en consonancia con criterios educativos según se alcancen o no los objetivos generales pensados para el grupo en general y para cada residente en particular.
Considero pertinente para la elaboración de estrategias terapéuticas la incorporación del criterio de Comunidad Terapéutica, concepto desarrollado para el tratamiento de las toxicomanías y las adicciones. En este orden entendemos por comunidad a un grupo de personas que se unen para alcanzar uno o varios objetivos que por sí solas no podrían o les sería muy difícil lograr y por terapéutica (del griego "therapeutikos") que significa curar, hace referencia al objetivo marcado.
La comunidad ofrece, un conjunto de instrumentos organizados y estructurados, tendientes a conseguir que el residente, a través de la experiencia compartida con otros, tome conciencia de su realidad (autoconocimiento) y de sus verdaderas capacidades y habilidades, para ponerlas en juego y desarrollarlas.
Esto implica pensar al Centro de Día como una comunidad, esto es, tomar al conjunto de sujetos que concurren como una unidad, en donde todas las intervenciones que se realicen tendrán un efecto positivo (terapéutico) o negativo (iatrogénico) a nivel individual y/o grupal en la población de pacientes.
A tal fin se toman en cuenta las teorizaciones y técnicas de la dinámica de grupos.
De allí que los diferentes modelos de intervención institucional deberán ser pensados minuciosamente con vistas a alcanzar los objetivos previstos para cada grupo en particular respetando las características e historia personal de cada uno de los miembros participantes.


III. Pensando estrategias de abordaje orientadas a las personas con discapacidad

El enfoque de nuestro accionar deberá centrarse en fomentar y sostener la autonomía y la autodeterminación de las personas con discapacidad como ejes paradigmáticos de nuestras intervenciones.

Por ello es que, como lo señalamos anteriormente, la orientación diagnóstica será de utilidad pero deberemos darnos un tiempo para analizar pormenorizadamente los intereses, las inquietudes, los deseos y las capacidades con las que cuenta la persona para elaborar estrategias individuales tendientes al fortalecimiento y afianzamiento de su autonomía y autodeterminación.[ii]

Es entonces imprescindible realizar estas estrategias individualmente para cada concurrente ya que cada uno contará con potencialidades diferentes, intereses distintos y conflictivas intrapsíquicas propias de su historia vital que lo harán más permeable o resistente al sostenimiento y defensa de sus determinaciones e independencias, como así también las necesidades de apoyo que necesite para alcanzarlas.

Por otra parte nos valdremos de diferentes técnicas, también necesarias, para ayudar a la elaboración de las distintas problemáticas relacionadas con la discapacidad:

  • Asambleas: Destinadas a la elaboración de los emergentes grupales.
  • Psicoterapia individual: Tendiente a la elaboración de la conflictiva intrapsíquica del concurrente.
  • Psicoterapia familiar: Tendiente a la resolución de las tensiones vinculares dentro del entorno familiar y la elaboración de la posible simbiosis emergente.
  • Reuniones multifamiliares: Destinadas a brindar apoyo, información e intercambio de experiencias entre las familias.

IV. El equipo terapéutico y la encerrona trágica

Considero tomar en cuenta como equipo al conjunto de las personas que de forma directa e indirecta tiene contacto con los concurrentes al Centro de Día.

Debemos entender que todo el personal que presta servicio en un Centro de Día realiza intervenciones permanentes con los residentes que producen efectos positivos o negativos de acuerdo a la estructura y características de la personalidad de quien las recibe.

Un permanente y adecuado intercambio de la información entre profesionales así como las estrategias definidas para cada uno de los residentes deben circular para poder ser evaluadas, repensadas y actualizadas permanentemente en las reuniones de equipo.

Debemos considerar los modelos de intervención en dos niveles: orientados a la población objeto de las prestaciones, en un orden, y a los prestadores (personal institucional), en otro.

Siguiendo las ideas planteadas por Fernando Ulloa, se le dará suma importancia al rol institucional que se le otorgue al personal prestador de servicios.

El maltrato por parte de los directivos y/o superiores, el inadecuado nivel salarial, la falta de contemplación de las opiniones, propuestas y/o el no reconocimiento del rol de los profesionales, entre otros, producen disconformidades (no siempre explicitadas) que se trasladan en forma de destrato hacia los residentes.

El autor señala que debido a la indefensión que padecen los pacientes en la escala institucional, se encuentran sumidos en una encerrona trágica de la que no pueden salir. Quedan sometidos al sufrimiento emergente del destrato (como forma de maltrato) sin alternativas de modificación por sí mismos, sea por la falta de herramientas intelectuales o por su condición de ser el último eslabón en la cadena de prestación.

Como vemos, las intervenciones institucionales no son unidireccionales sino dialécticas. Se interrelacionan, se modifican, establecen genuinos feed backs de causa – efecto entre el personal y el/los concurrentes.

Inadecuadas políticas institucionales desestructuran equipos profesionales y ponen a los concurrentes (sujetos de prestación) ante situaciones de sufrimiento inevitables.

V. Aspectos sociales de la discapacidad

La discriminación como forma moderna del racismo es uno de los aspectos sociales más frecuentes con los que se deben enfrentar las personas con discapacidad.

Bien sabido es que la discriminación nace como consecuencia de la ignorancia y el temor que la situación produce en quien discrimina.

Se deberá tratar grupal e individualmente el tema con los residentes para amortiguar sus efectos angustiantes.[iii]

La legislación argentina[iv] prevé la integración escolar de las personas con discapacidad incorporando, de ser necesaria, las apoyaturas que sean requeridas para alcanzar con éxito su plena inclusión en el mundo educativo. Para ello se tendrá que ayudar a las familias para sostengan y valoren el esfuerzo de sus hijos por estudiar.

Mucho queda por realizar para incorporar al mercado laboral a las personas con discapacidad a pesar de los esfuerzos que realizan las ONGs al respecto. Políticas activas de inclusión deberán ser llevadas a cabo para que el trabajo no sea una negación de las capacidades con las que cuenta una persona con capacidades diferentes.

Políticas de estado que garanticen el derrumbe de las barreras arquitectónicas, la inclusión en todos sus órdenes y el respeto serán cuestiones también a tratar en el Centro de Día como estrategia para que los concurrentes se enfrenten a una realidad que les resulta adversa.

Será necesario sostener que la discriminación se combate con mayor grado de inclusión.

VI. Derechos de las personas con discapacidad

Las leyes que rigen la actividad en la Argentina[v] otorgan beneficios específicos a las personas con discapacidad.

Los plenos derechos a la salud a través de sistemas de cobertura privados o estatales sin costo ni límite, la gratuidad en los medicamentos, exenciones impositivas y de gravámenes para emprendimientos comerciales, entre otras (Leyes Nº 24.901. 23.661, 22.431, 24.714 y concordantes), son reconocidos y garantizados por la legislación en la República Argentina.

El saber y hacer saber acerca de sus derechos –tanto a las personas con discapacidad como a sus familias- resulta imprescindible a la hora de formular reclamos.

Que el Centro de Día asesore a través de un Trabajador Social podrá colaborar enormemente al respecto.

VII. Final sin final

Como hemos visto, el tratamiento de las problemáticas de las personas con discapacidad implica un abordaje múltiple, una interrelación de aspectos, disciplinas y enfoques tendientes a mejorar la calidad de vida de las personas que padecen algún tipo de discapacidad.

Las problemáticas emergentes pueden ser tratadas globalmente desde el Centro de Día entendiendo, en un sentido amplio, que nuestro accionar tendiente al desarrollo de las potencialidades, de fomentar y facilitar la autonomía y autodeterminación de los concurrentes, garantizar su derecho a la  información, al universo del trabajo y brindarles herramientas para enfrentar el “mundo social” sin desigualdades como estrategia de mejoramiento integral de su calidad de vida serán dispositivos terapéuticos definidos en un sentido amplio del término.

Nuestro accionar dinámico y constante nos permitirá ir mejorando las prestaciones en el día a día a sabiendas de tener que continuar andando un camino aún no del todo transitado.

BIBLIOGRAFÍA

Ulloa, Fernando. Novela clínica psicoanalítica. Ed. Paidós 1995. Capítulo III.
 

[1] Vox, diccionario de uso español para América y España. Versión informatizada.

[i] A modo de ejemplo podemos decir que contar con el coeficiente intelectual (CI) nos orienta acerca de sus capacidades cognitivas pero no nos define hasta dónde y cómo (a través de qué medios) se puede llegar a aprender.
[ii] Recuerdo, en este sentido, la experiencia de una persona con cuadriplejía a quien le resultaba muy dificultoso concurrir a una tienda a comprar su ropa. Para resolver el problema se valía de las herramientas que le proveía internet. Encargaba las prendas a su gusto vía net y sus familiares las retiraban posteriormente.
[iii] El tal sentido la legislación argentina sanciona la discriminación a través de la Ley Nº 25.280.
[iv] Artículo 5º, inciso “k” de la Ley Nº 24.195.
[v] Para consultas sobre legislación en la Argentina: www.infoleg.mecon.gov.ar

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