Desde el
Malestar en la Cultura, los Padecimientos Actuales *
Lic. Claudia Cobach
Para abrir el
presente trabajo deseo partir de lo que se escucha con persistencia al
acercarse a trabajar en el ámbito escolar. Aquello que resuena con insistencia
y como una situación sin salida, es algo del orden de un malestar tanto desde
los docentes, equipos directivos,
padres y también
alumnos. Una primera lectura traería por parte de los docentes, la situación
económica, es decir salarios bajos e insuficientes, edificios en mal estado, falta
de materiales de trabajo, etc.
De parte de las
familias es reconocido por todos el deterioro económico y social que ha
provocado modificaciones significativas en su funcionamiento dentro de la
sociedad y dentro mismo de la estructura familiar.
Los chicos, a su
vez, son quienes padecen las consecuencias de todos estos cambios, que obturan
el lugar del saber.
Pareciera que
todo este malestar quedaría explicado a partir de una lectura económica y
social de la realidad que nos atraviesa. Sin negar la entidad de estas
coordenadas, las investigaciones del psicoanálisis pueden significar un aporte
no solamente de lectura sino también de intervención en este espacio.
Pensando la
escuela como un hecho cultural, uno de los primeros observables, es que como
consecuencia del discurso de la posmodernidad, habría un vaciamiento de
contenidos, ideales, identificaciones, producciones de hechos culturales, que
promovidos desde la escuela le permitieran ubicarse nuevamente en el lugar
simbólico que marca un recorte de la realidad.
A modo de
hipótesis, creo que la escuela ha quedado atrapada por las nuevas formas de presentarse
el malestar, por las nuevas demandas, sin poder pensar modalidades diferentes
que le permitan retomar su lugar.
Ya en el año
1930, en su texto El Malestar en la Cultura, Freud ubicaba lo
irreductible de cierto monto de malestar, dado el acotamiento de las pulsiones
que produce la entrada en la cultura. Insatisfacción a su vez necesaria para la
convivencia. Desencuentro inevitable entre lo pulsional y la cultura.
"Porque hay malestar hay cultura", sostiene Freud en dicho texto.
Si acordamos con
este pequeño análisis, podemos preguntarnos ¿por qué el encuentro entre los
adolescentes y los adultos, en este caso docentes, en el ámbito escolar se ha
vuelto, según lo que insiste, como caótico, como un verdadero desencuentro?
Creo, que
siempre aquello que nos dan a ver los adolescentes a los adultos es del orden
de una subversión, aquello que irrumpe con una modalidad absolutamente
inesperada para, intentando salir de la alienación poder dar lugar a su propio
deseo. Asimismo creo que en todo tiempo esta modalidad se ve afectada por las
coordenadas de la época.
Un punto de esta
dimensión social en la que están inmersos los adolescentes hoy es el
vaciamiento cultural, que a diferencia del vacío que da lugar al deseo, a la
producción, en cambio lo obtura, dejando sin mayor acotamiento a la pulsión de
muerte.
Algunos
elementos que podemos ubicar como marcadores de este vaciamiento surgen a
partir del discurso de la posmodernidad.
La
globalización, que puede ser analizada en sus distintas dimensiones, en el
campo de la cultura ha masificado las producciones propias de cada comunidad,
aplastando y borrando los ideales e invenciones que cada grupo humano se da
para tramitar su propio malestar.
La dilución de
ciertas instituciones, que desde su lugar de terceridad, de exterioridad,
facilitaban la constitución de la subjetividad. Por dilución entiendo que si
bien las instituciones están y en muchos casos son el lugar que aún hoy los
jóvenes buscan como este lugar del Otro, su falta de consistencia hace que se confundan
con lo interior, que al perder se ese límite, caigan y en su caída en lugar de
albergar, rechacen.
El alejamiento del
saber. La posmodernidad unifica ciertos discursos y a la vez exige especializaciones,
como un hecho de producción más, generando una competitividad imposible de
alcanzar. La educación ha quedado como alejada del saber. El discurso educativo
tiene la posibilidad de darle recursos al sujeto para poder hacer con su deseo,
desde la producción cultural darle lugar a la particularidad de su síntoma. Al
perderse esa posibilidad se genera el rechazo de ambas partes, desde el lado de
los docentes como desde los sujetos.
Quisiera
recordar que no intento hacer un análisis acabado sobre la dimensión social y
subjetiva que aparecen en las nuevas modalidades de los padecimientos
adolescentes sino simplemente aportar algunos elementos para pensar y debatir.
Dentro de estos
nuevos modos del padecimiento creo que un rasgo observable en la conducta
adolescente y por qué no en general, es la ilusión de que todo es posible. Vemos y escuchamos cómo desde un mercado de
consumo masivo de objetos y de ilusiones, la angustia ante la imposibilidad intenta
quedar tapada.
Absorbidos los
jóvenes por estos objetos, cada vez más plenos, más sofisticados, quedan en la
individualidad, en una relación más motivada hacia las cosas que hacia los
otros. Ubicados en este lugar de rechazo de saber sobre la imposibilidad, la palabra
generadora de la división subjetiva, es asimismo rechazada.
Sería esta
posición la que conlleva a no involucrarse en aquello que padecen, y a
desestimar todo acercamiento por medio de la palabra. Sólo en el lazo con el
Otro estos padecimientos cobran el valor de síntoma, cuando este lazo se haya
interceptado los adolescentes quedan encerrados en el puro acto impulsivo.
Podríamos pensar en las adicciones o en la violencia física, para con otros o
para con ellos mismos, donde no se llega a producir el conflicto entre el
desborde pulsional y el acotamiento del mismo a través de lo simbólico.
La formalización
de Lacan acerca del vínculo social, es decir su teorización de los cuatro
discursos, creo
que nos aporta un recurso sumamente importante para esclarecer la modalidad que
toman los lazos sociales entre los adolescentes y los adultos, en este caso los
docentes. ¿Podemos pensar que los docentes están ubicados en el discurso del
Amo, que sólo intenta instalar la ley, la norma, sin poder ubicar el cómo, generando
por lo tanto mayor rebeldía y mayor distancia? ¿O quedarán ubicados en el
discurso Universitario, tratando de detentar un saber sin transmitirlo?
Una breve viñeta
acerca de una experiencia de trabajo en una escuela, servirá como ejemplo de
algunos de los puntos abordados en este material.
Formo parte de
un Equipo de profesionales de un Centro de Salud Municipal, consumidopor
Psicólogos y Psicopedagogas. Como tal recibimos la demanda de una escuela de la
zona para trabajar el tema de la violencia dentro de la Institución. Al ser
ésta un EGB las edades de los chicos eran variadas, convivían púberes y
adolescentes. Al ingresar observamos que el ámbito era desorganizado, los
chicos entraban y salían de las aulas sin que nadie supiera por qué, había
gritos, peleas, etc. Cada profesional trabajó con un grupo de chicos de acuerdo
al grado al que pertenecían, y otros profesionales con el grupo docente. El
tema era ¿Qué te gusta y qué no de la escuela? y la modalidad, la reflexión grupal
y al finalizar un plenario. Con los chicos de menor edad se pudo trabajar, es
decir pudieron hablar y escucharse entre ellos y plantear algunas conclusiones.
Con los
adolescentes el intento de generar un espacio de reflexión se vio todo el
tiempo obstaculizado por entradas y salidas de los chicos, por provocaciones
verbales entre ellos y hacia los profesionales hasta que se generó una pelea ya
con violencia física.
Llegado el
momento del plenario, se evidenciaba la imposibilidad de convocarlos por medio
de la palabra o la autoridad de los directivos. Me abrumó el comentario de un
docente ¿Para qué les vamos a enseñar si total van a ser cartoneros?
Pero así como me
decepcionó esta situación y otras tantas que nos abruman día a día, también me
llevó a distintas preguntas y a la búsqueda de reflexiones y elaboraciones que
nos permitan pensar los padecimientos actuales, y, como tantas otras veces me sorprendió
y gratificó encontrar que ya hace muchos años, los maestros del psicoanálisis se
hallaban preocupados por estos temas y hacían de esta preocupación la causa de
sus investigaciones
y avances.
Por lo tanto, el
trabajo que hoy acerco contiene algunos de estos recursos de interrogación y
reflexión que nos sirvan como punto de partida para pensar las problemáticas
que atraviesan en la actualidad los jóvenes en su necesidad de inclusión en la
sociedad.
Bibliografía
- Freud, Sigmund - El malestar en
la cultura (1930).
En
Obras Completas. Amorrortu Editores.
- Zelmanovich,
Perla y
Kiel,
Laura - Textos elaborados para el curso Psicoanálisis y Prácticas
Socio-Educativas. FLACSO.
* Publicado en Revista ENCUENTROS, III
Jornadas de Psicología Educacional 2007 Nº 29. Colegio de Psicólogos de la
Provincia de Buenos Aires, Argentina, Distrito XV, Noviembre de 2009.
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