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lunes, 8 de febrero de 2016

Hijos y Divorcio

Hijos y Divorcio: Una mirada preventiva *

Lic. Mabel De Dionigi

En el ciclo de vida de una familia, el Divorcio representa una crisis fundamental:
hay un antes y un después.

Todo es distinto luego de esta crisis que afecta a toda la familia: cónyuges o ex cónyuges, hijos y familia extensa -abuelos, tíos, amigos, etc.-.

Dada la magnitud del fenómeno del Divorcio, es necesario abocarse a analizar los efectos posteriores en los hijos y en los padres, y emprender las acciones pertinentes para proteger a las familias disueltas de restauraciones patológicas. O sea, una tarea psicológica preventiva del Post-divorcio, como contribución posible a una "Cultura del divorcio".

En nuestro trabajo como Psicólogos, cualquiera sea la Escuela a la cual adherimos
(Sistémica, Psicoanalítica, Cognitiva, etc., y ya sea que trabajemos o estemos entrenados
para accionar con personas individuales, o con parejas o con familias), son importantes las hipótesis con que nos manejemos. Trabajar con un adulto, excluyendo o dejando excluir a un miembro significativo para el hijo, puede ser una maniobra iatrogénica proveniente de una hipótesis litigante que puede llevar a aumentar  desequilibrios emocionales preexistentes en un hijo. Cuando se exige a los hijos de matrimonios separados optar por uno de los progenitores, se los somete a un conflicto de lealtades de tal magnitud que puede llevar a aumentar o desencadenar patología psíquica. A modo de ejemplo recuerdo una paciente de 20 años, que la trae la madre presentando alucinaciones visuales y auditivas. La paciente vivía con la madre y una hermana menor y "no quería quedarse sola cuando oscurecía pues por la ventana de su comedor, que daba a un patio interior en planta baja, veía pasar un hombre con sombrero que la regañaba". Había dejado de estudiar, aunque había sido una alumna brillante años atrás, se encerraba mucho tiempo en su pieza, hablaba poco y comía mucho. Hacía cinco años que sus padres se habían separado y ella había tomado partido por su madre, ayudando a ésta a echar al padre de la casa, tomando y gritando el mismo discurso de la madre. Desde entonces, se niega a salir a la puerta de calle, cuando y donde su hermana sale a hablar con el padre, que la visita todas las noches. Sus padres, (que cursaban un Divorcio Maligno, muy incrementado por sus abogados, que al no ser especialistas en Derecho de Familia, eran muy litigantes y tenían la hipótesis de que su cliente debía ganar, hacer trizas al otro, sin detenerse en que esto destruyera la familia), se habían esforzado en obtener cada uno por su parte, la elección de que esta hija viva con ellos, presionándola a rechazar al otro progenitor. Esto desencadenó un conflicto de lealtades con sentimientos de culpa, violencia, terminando en un cuadro con alucinaciones. Éstas revirtieron al trabajar con A., la paciente, la sobreinvolucración en el Conflicto de Lealtades, su culpa, al creer que el divorcio de sus padres fue por su comportamiento, y luego se siguió trabajando otros aspectos. Éste es un ejemplo de las
consecuencias no inmediatas de los efectos de un Divorcio Maligno en los hijos y que estos efectos no son solamente en niños pequeños, sino en todas las edades.

¿Por qué pensar en una Terapia de Divorcio? ¿Y para qué?

El objetivo es preservar a los hijos y la relación padres-hijos, hijos-padres, ya que esta relación no admite un divorcio. Es necesario, pues, garantizar a los hijos el acceso a ambos padres, el derecho a ser leales a ambos padres y a no ser partícipes de descalificaciones entre ellos.

Si bien nuestro pedido de intervención como Psicólogos puede tener lugar en cualquiera de las tres etapas: - Pre-divorcio, Divorcio o Post-divorcio—, cuanto antes podamos intervenir, mayores serán las chances de evitar un Divorcio Destructivo. El divorcio es una experiencia distinta para los niños y los adultos. Muchas veces, los ex cónyuges están tan absorbidos por sus propias preocupaciones, celos, desconfianzas, sensaciones de traición y demás sentimientos que desencadena el divorcio, que no pueden ver que a los hijos también les están pasando cosas.

Según Judith Wallerstein, los niños de cualquier edad se sienten rechazados cuando sus padres se divorcian. Cuando uno de los progenitores abandona al otro, los niños se sienten como si los abandonaran a ellos, padecen un gran temor y pueden sentirse profundamente solos. Algunos ocultan su enojo, otros lo exteriorizan. Muchos se sienten culpables por no
poder recomponer el matrimonio de sus padres. Los hijos deben saber que no depende
de ellos la recomposición, ni que ellos podrán salvarlo.

Los niños pueden sentirse como desamparados al perder la protección que implica la familia intacta y sentir que ya no tienen familia. Pero es necesario que puedan recuperar la imagen que la familia no se destruye, sino que se transforma de nuclear en binuclear: la casa de la mamá y la casa del papá.

También los hace sentir inseguros el perder la cotidianeidad de ver a ambos progenitores y tener que esperar el día de visita... y esto sucede en el mejor de los casos, en que se plantee un Divorcio Benigno, pero ¿qué ocurre cuando uno de los padres obstaculiza que el otro progenitor vea a los hijos? ¿Qué ocurre cuando en el post-divorcio sigue la pelea entre los ex cónyuges, la competencia, la rivalidad, desacuerdos, desconfianzas, resentimientos, desvalorizaciones y vuelven los incidentes judiciales por alimentos, régimen de visitas, etc.? ¿Y cuando los hijos no pueden ver al otro progenitor con quien no conviven y a quien secretamente quieren, porque sus padres se descalifican o atacan mutuamente? ¿Cuando uno de los padres deja de ver a sus hijos o se convierte en padre o madre periférico, no comprometido con la crianza? Aquí estamos en presencia de un Divorcio Maligno. Aquí
hay sufrimiento psíquico para los hijos. Aquí están en riesgo.

Según P. Herscovici, las estadísticas indican que sólo un tercio de los niños que atraviesan la etapa de divorcio de sus padres, salen sin trastornos emocionales duraderos.

Entonces: si se conoce la problemática ¿por qué no implementar medidas de Prevención?
La co-parentalidad es una de las características del Divorcio Benigno e implica que ambos padres sigan asumiendo cada uno su rol materno y su rol paterno aún en el post-divorcio.

Pero ¿cómo lograr que personas que tanto se pelearon en sus vidas como marido y mujer, puedan ponerse de acuerdo, ya separados, en la crianza de sus hijos?

Y éste es un tema crucial en la Terapia de Post-Divorcio: ayudar a los ex cónyuges en esta contradictoria y paradojal interacción, a separarse en sus roles como marido y mujer (en sus peleas, competencias, desconfianzas, celos, etc.) y unirse en su accionar como padres (en asumir acuerdos y roles conductores de la vida de los hijos) o sea: en la Co-parentalidad.

Entonces, cuando se desencadena un divorcio, es bueno que los padres puedan tener en cuenta:

- A pesar de los sentimientos enfrentados, ser capaces de separar las necesidades de los hijos de las de los adultos.

- Comprender y aceptar que el divorcio afecta a sus hijos, alterando sentimientos y planes de vida.

- Aún separados como cónyuges, comprometerse en el ejercicio de la coparentalidad
Ofrecer apoyo emocional y económico.

- Evitar que la disputa conyugal se traslade a los roles parentales en:

- desautorizar al otro progenitor;
- descalificar al otro progenitor;
- forzar la lealtad hacia uno solo de los progenitores;
- quitarse el apoyo en lo emocional, lo económico y en la crianza.

Por último, cuando se plantea un divorcio, tan importante e imprescindible es recurrir al Asesoramiento Legal, como lo es recurrir al Asesoramiento Psicológico, por las consecuencias a corto y largo plazo, en las personas involucradas.

Desde el punto de vista de la Prevención de la Salud Mental en nuestra sociedad, compuesta en un más de 50% de personas involucradas en el Divorcio, sería bueno pensar en ampliar los esfuerzos para evitar  que estos procesos se tornen patológicos, con el consecuente aumento de conductas violentas y perturbadas, volcadas a nuestra sociedad. El ámbito natural donde debe resolverse es en los Tribunales de Familia.

Pensar en crear más cargos, por concurso, de Psicoterapeutas especializados en Terapia focalizada de Divorcio Maligno (o Divorcio Destructivo) en los Tribunales de Familia, no es un gasto más en el presupuesto de la Nación y de las Provincias, sino una inversión que disminuiría otros altísimos costos que estamos pagando todos en la sociedad.

Ayudaría a los ex cónyuges a encontrar acuerdos más duraderos.

Ayudaría a la Justicia a no estar tan sobrecargada porque se reabren los expedientes con más incidentes y se judicializan los conflictos luego de acuerdos.

Ayudaría a los hijos porque en la medida que se vayan resolviendo los conflictos familiares
y no se los forzara a elegir a un progenitor y fallarle al otro, no habría tanto incremento de patología psicológica.

Además los hijos necesitan ser ayudados para no sentirse culpables del divorcio de sus padres y poder apostar ellos mismos al amor, porque no tienen por qué repetir la vida de sus padres.

BIBLIOGRAFIA

- De Dionigi, Mabel y Kielmanowicz, Raquel - Divorcio y su incidencia en los hijos - VIII Congreso Internacional de Psiquiatría A.A.P. Buenos Aires, 2001.
- De Dionigi, Mabel - Divorcio Patológico. Prevención en Niños y Adolescentes – XIX Congreso Argentino de Psiquiatría y IV Congreso Internacional de Salud Mental - Mar del Plata, abril de 2003.
- Díaz Usandivaras, Carlos, De Dionigi, Mabel y Bojman, Norma - La violencia en el Divorcio y post divorcio. Técnicas para su manejo - III Congreso Interinstitucional de Psicopatología y Salud Mental y II Simposio sobre prevención de la Violencia Familiar. Bs. As. 1988
- Glasserman, M. R. - El cambio en la terapia del  divorcio destructivo - En la revista Sistemas Familiares, de ASIBA, Año 8, N° 2, 1992.
- Herscovici, Pedro - Padres e hijos de la separación - Revista Sistemas Familiares (ASIBA) Año 2 Nº 3.
- Salzberg, Beatriz - Los niños no se divorcian - Ed. Logos, Barcelona.
• Wallerstein, J. y Blakeslee S. - Padres e Hijos después del Divorcio - Ed. Vergara.



* Publicado en Revista ENCUENTROS, Clínica y Teoría en Terapia Sistémica. Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, Distrito XV, Noviembre de 2009.

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